Actualmente, la
capacidad de enviar y gestionar datos aumenta y el consumo informativo no sólo
es ingente en empresas y en el ámbito comercial, sino que la cantidad de datos
que un individuo genera, gestiona, edita o comparte cada día es difícilmente
calculable. Ante la gran abundancia de información y de la sobreexposición a
los demás, el individuo queda desprotegido. Es por ello que recientemente se ha
reactivado el debate sobre la necesidad de formar a las personas en nuevas
alfabetizaciones (Livingstone, 2004), informacionales y digitales, que se
convierten en clave para los ciudadanos de hoy.
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